mercredi, novembre 21, 2007

Carnet de voyage VI


El cristal estaba empañado y como acorde del día se oían a lo lejos intensos truenos. Parece ser que el día no estaba muy contento.

El cosquilleo de la moqueta en los pies le hizo recordar que no estaba ni en su cama, ni en su casa, ni en su país. Estaba lejos, muy lejos. Pero tenía que acabar este viaje, todavía quedaba mucho por hacer.
Revisó la agenda que se encontraba sobre el escritorio.
Nada en particular hasta las cuatro.
Daba tiempo.

Preparó un delicioso té de frambuesa y con el mismo abrigo con el que recorrió París estaba dispuesta a salir a su reencuentro.
Al bajar le echó un vistazo al desayuno pero las mariposas del estómago no la dejaban dar bocado, así que dejó la tarjeta en la recepción y salió a la calle.

A pesar de todo era su día de suerte, justo al cruzar dos calles a la derecha encontró una pequeña pero bonita floristería donde compró una rosa…

Su primer regalo, el único testigo de su despedida, el recuerdo que más perduraba en su mente.

La envolvió como si envolviera su propio corazón, con tanto cuidado y recelo que la dependienta no pudo soportar preguntarle para qué la quería.
Tras un silencio y un ligero suspiro la miró con una lágrima bajando por la mejilla y le dijo con voz seca pero tierna:

- Para él.

Ala dependienta le sorprendió tanto la reacción de la clienta que no formuló ninguna palabra más, únicamente el cortés “gracias” al recibir una pequeña propina por su amabilidad y comprensión.


Saliendo de la tiendo tuvo otro genial golpe de suerte y acabó en frente de un taxi libre. Corrió para no mojarse demasiado y simplemente pronunció la palabra mágica para que el taxista le echara una mirada de pena, confusión y lástima. Puso la primera y se perdió entre los coches de la gran urbe.





Abducida se quedó frente a la gran puerta de hierro de la entrada.
No se movía.
Quieta.
Callada.
Con su envoltorio en la mano.
Más callada.
Cerró los ojos y lo único que oía eran las gotas contra el suelo.
Quieta.
Su pie derecho empezó a temblar.
Tenía que dar paso.
Levantó la mirada y se dirigió sin mirar a dónde sus pies la llevaban.

A un metro de distancia paró en seco y con los ojos cerrados no pudo contener un estrepitoso llanto desgarrador.


Cayó desplomada sobre el césped húmedo.















Reptando alcanzó el frío y distante mármol que ahora los separaba. Separaba sus mundos, sus almas.

Y no podía soportarlo.

Paró de llover y se quitó el abrigo tirándolo con rabia contra el suelo. Desenvolvió la rosa con mucho esmero pero sin dejar de llorar. La acercó a su pecho clavándose las espinas y se acostó. Sobre él. Sobre el fragmento de Quevedo que los separaba.



Alma a quien todo un Dios prisión ha sido

Venas que humor a tanto fuego han dado

Médulas que han gloriosamente ardido

Su cuerpo dejará, no su cuidado.

Serán ceniza, más tendrá sentido.

Polvo serán, más polvo enamorado

5 commentaires:

elmismocaminorojo a dit…

Me gusta, y quisiera saber si lo has escrito tú. Yo hace poco que estoy escribiendo poesía y tengo un relato "FRÍO" muy del estilo del tuyo que creo que pronto publicaré.Me agrada leer cosas que me suenan como propias, me hacen sentirme menos sola.

Smilegirl a dit…

Sí lo he escrito yo, y tengo idea de terminar la historia completa.
A mí tambi´ne me agrada encontrar por estos medios y con esos intereses alguien que cómo pude ver vive muy cerca mío ^^
¿Dónde vas a publicar? Me encantaría poder leer ese relato del que me hablas.

Un saludo!

AsDePiqas a dit…

Traurig. Oder grausam?

Smilegirl a dit…

en cristiano per favore...
:)

elmismocaminorojo a dit…

jeje!! si algún día lo termino no se donde lo publicaré. bueno lo colgaré en mi blog un día de estos...
espero que te hayan gustado mis poemas la mitad de lo que me gusto tu relato...jeje!!
un saludo!!