mardi, novembre 11, 2008

tac

A las 8 de la mañana se despertaba con ese taconeo incesante sobre su cabeza

Cada vez iba más y más rápido hasta que de repente se paraba con un portazo.

No podía soportar que su apetito fuera creciendo a cada minuto,

a cada paso,

a cada ligero movimiento

Cuando paraba sentía una furia incontrolable hasta que a las 2 de la tarde volvía

Volvía y de esta forma podía volver a pensar con tranquilidad.



Pero un día su egoísmo fue inmenso, subió las escaleras y consiguió apoderarse de esos pasos.
Consiguió bestialmente que durante semanas, meses e incluso años no volvieran a sonar los más mínimos pasos sobre su cabeza.


Lástima que ahora fuera demasiado tarde para arrepentirse.

2 commentaires:

Nahuel a dit…

me dejaste pensando....buen post, comenzare a leer los otros...gracias por visitarme...tambien estare por aqui seguido.

Smilegirl a dit…

Un verdadero gusto! :D gracias!