Cuando levantó la cabeza estaba desorientada,
con frío y en medio de la nada,
con la mirada perdida,
y la cara raspada.
Lo había perdido todo
y no le quedaba nada más que caminar,
sin rumbo y sin alas,
se lo habían llevado todo...
todo...
menos dos entradas que tenía doboladas en la mano.
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